Creo en Dios, me decía una amiga, pero me hago toda clase de preguntas. –Crees en Dios, le contesté, pero ¿crees a Dios? –¿Cuál es la diferencia?, me preguntó ella.
–Creer en Dios significa primeramente creer en su existencia. Es creer que todo no es cuestión de casualidad, sino que hay una voluntad en el origen de todo. En las Escrituras “creer en Dios” significa aún más. Es aceptar que Dios es el Dios vivo que existe, obra y juzgará a cada uno. Pero creer en Dios no basta para ser salvo, sino que para estar en regla con Dios, es necesario creer a Dios.
–Entonces, ¿qué quiere decir creer a Dios? –Creer a Dios es confiar en Él cuando habla, es aceptar que lo que Él dice es la verdad, y reconocer su autoridad. Él habla en la Biblia y me afirma que soy un pecador perdido, pero que Él desea salvarme por medio de Jesucristo. Creer esto conduce al arrepentimiento y a ser consciente de que mis faltas me separan de Dios. Esto también conduce a clamar a Él para ser liberado y recibir gratuitamente su perdón y su amor.
Entonces también puedo creer a Dios para vivir cada día en relación con Él. Plenamente persuadida de que Dios dice la verdad en su Palabra, puedo confiar en sus promesas. Esta confianza orienta toda mi vida, cambia mis pensamientos y me da completa paz.
–Creer en Dios significa primeramente creer en su existencia. Es creer que todo no es cuestión de casualidad, sino que hay una voluntad en el origen de todo. En las Escrituras “creer en Dios” significa aún más. Es aceptar que Dios es el Dios vivo que existe, obra y juzgará a cada uno. Pero creer en Dios no basta para ser salvo, sino que para estar en regla con Dios, es necesario creer a Dios.
–Entonces, ¿qué quiere decir creer a Dios? –Creer a Dios es confiar en Él cuando habla, es aceptar que lo que Él dice es la verdad, y reconocer su autoridad. Él habla en la Biblia y me afirma que soy un pecador perdido, pero que Él desea salvarme por medio de Jesucristo. Creer esto conduce al arrepentimiento y a ser consciente de que mis faltas me separan de Dios. Esto también conduce a clamar a Él para ser liberado y recibir gratuitamente su perdón y su amor.
Entonces también puedo creer a Dios para vivir cada día en relación con Él. Plenamente persuadida de que Dios dice la verdad en su Palabra, puedo confiar en sus promesas. Esta confianza orienta toda mi vida, cambia mis pensamientos y me da completa paz.
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