Alemania.- La iglesia católica alemana salió hoy en defensa del papa Benedicto XVI, acusado por el periódico "The New York Times" (NYT) de no haber tomado medidas contra un sacerdote estadounidense denunciado de haber abusado hasta 200 niños sordos.
La archidiócesis de Múnich y Freising, en la que trabajo el cardenal Joseph Ratzinger antes de convertirse en papa Benedicto XVI, reaccionó hoy señalando que "el informe (del NYT) no contiene ningún detalle nuevo que vaya más allá de los conocidos".
Para el obispado de Múnich, el "entonces arzobispo (Ratzinger) no tenía conocimiento de la decisión de autorizar al cura a siguir trabajando". Toda otra visión de los hecho es una "mera especulación", sostiene el comunicada difundido, recordando que el entonces vicario general, el prelado Gerhard Gruber, había asumido las responsabilidades por la decisión equivocada sobre el sacerdote denunciado.
El NYT afirma que representantes de la Iglesia de Estados Unidos habían analizado la posibilidad de alejar al sacerdote de su cargo.
Pero la protección de la Iglesia ante un escándalo tuvo prioridad.
El acusado es el sacerdote Lawrence Murphy, fallecido en 1998, que entre 1950 y 1974 trabajó en una conocida escuela para niños sordos.
En 1996, el entonces cardenal Ratzinger no respondió a dos cartas del entonces arzobispo de Milwaukee, Rembert G. Weakland, con respecto al caso, asegura "The New York Times".
Ocho meses después, el cardenal Tarcisio Bertone de la Congregación para la Doctrina de la Fe pidió a los obispos en Wisconsin que iniciaran un proceso secreto interno, que pudiera llevar al alejamiento de Murphy del cargo.
Sin embargo, Bertone detuvo el proceso, según el diario, luego de que Murphy protestara por escrito ante el cardenal alemán Ratzinger.
Al parecer, Murphy argumentó que se había arrepentido, que estaba enfermo y que el caso había prescrito, según las leyes de la Iglesia. En los documentos en su poder, no aparece ninguna respuesta de Ratzinger, asegura el "New York Times".
Según el diario, en total tres arzobispos seguidos de Wisconsin fueron informados de los actos del supuesto abusador, pero ninguno de ellos acudió a las autoridades. De esta manera, Murphy nunca fue juzgado por un tribunal.
El arzobispo Weakland hizo investigar las acusaciones contra Murphy en 1993. Murphy declaró que abusó de 200 niños y no mostró arrepentimiento alguno, según este relato.
En 1974, el sacerdote fue trasladado en silencio a una diócesis en el norte de Wisonsin. Allí tuvo trato con niños y adolescentes hasta su muerte en comunidades, escuelas y un centro penitenciario juvenil, según la acusación.
El portavoz del Vaticano Federico Lombardi dijo que se trató de un "caso trágico". Añadió que el Vaticano se enteró recién en 1996 de los hechos y que las autoridades estadounidenses investigaron el caso pero no tomaron medidas.
La archidiócesis de Múnich y Freising, en la que trabajo el cardenal Joseph Ratzinger antes de convertirse en papa Benedicto XVI, reaccionó hoy señalando que "el informe (del NYT) no contiene ningún detalle nuevo que vaya más allá de los conocidos".
Para el obispado de Múnich, el "entonces arzobispo (Ratzinger) no tenía conocimiento de la decisión de autorizar al cura a siguir trabajando". Toda otra visión de los hecho es una "mera especulación", sostiene el comunicada difundido, recordando que el entonces vicario general, el prelado Gerhard Gruber, había asumido las responsabilidades por la decisión equivocada sobre el sacerdote denunciado.
El NYT afirma que representantes de la Iglesia de Estados Unidos habían analizado la posibilidad de alejar al sacerdote de su cargo.
Pero la protección de la Iglesia ante un escándalo tuvo prioridad.
El acusado es el sacerdote Lawrence Murphy, fallecido en 1998, que entre 1950 y 1974 trabajó en una conocida escuela para niños sordos.
En 1996, el entonces cardenal Ratzinger no respondió a dos cartas del entonces arzobispo de Milwaukee, Rembert G. Weakland, con respecto al caso, asegura "The New York Times".
Ocho meses después, el cardenal Tarcisio Bertone de la Congregación para la Doctrina de la Fe pidió a los obispos en Wisconsin que iniciaran un proceso secreto interno, que pudiera llevar al alejamiento de Murphy del cargo.
Sin embargo, Bertone detuvo el proceso, según el diario, luego de que Murphy protestara por escrito ante el cardenal alemán Ratzinger.
Al parecer, Murphy argumentó que se había arrepentido, que estaba enfermo y que el caso había prescrito, según las leyes de la Iglesia. En los documentos en su poder, no aparece ninguna respuesta de Ratzinger, asegura el "New York Times".
Según el diario, en total tres arzobispos seguidos de Wisconsin fueron informados de los actos del supuesto abusador, pero ninguno de ellos acudió a las autoridades. De esta manera, Murphy nunca fue juzgado por un tribunal.
El arzobispo Weakland hizo investigar las acusaciones contra Murphy en 1993. Murphy declaró que abusó de 200 niños y no mostró arrepentimiento alguno, según este relato.
En 1974, el sacerdote fue trasladado en silencio a una diócesis en el norte de Wisonsin. Allí tuvo trato con niños y adolescentes hasta su muerte en comunidades, escuelas y un centro penitenciario juvenil, según la acusación.
El portavoz del Vaticano Federico Lombardi dijo que se trató de un "caso trágico". Añadió que el Vaticano se enteró recién en 1996 de los hechos y que las autoridades estadounidenses investigaron el caso pero no tomaron medidas.
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